Unas cuantas veces en mi vida he experimentado momentos de una claridad meridiana. En los que durante unos breves segundos, el silencio ahoga el ruido y puedo sentir en lugar de pensar. Todo parece muy definido, el mundo claro y fresco como si todo acabara de nacer.

jueves



Era un pasillo oscuro, largo, estrecho. Estaba vacío y tenia una moqueta negra por la que mis pies se deslizaban. Mi cuerpo era pesado, mi cabeza ejercía una presión insoportable.La cocaína no siempre me proporcionaba buenos momentos.
He llegado hasta la azotea, tengo miedo de mirar abajo, paseo dubitativa, aún arrastrando el cuerpo. Me decido. No tenia que haberlo echo, abajo estaba la representación en vivo de la persistencia de la memoria de Dalí, me mareaba, mucho, y decidí dejarme caer.
Justo en el momento exacto, me cogiste.
"No puedes tirarte"
"¿Por que no?"
"Porque la manipulación del tiempo no es una ciencia exacta , como cualquier arte, para cada individuo es personal"
"¿Y eso a mi que Tim? en el fondo solo quiero ser una de las protagonistas de tus películas"
"Esta bien vamos a ello"
Todo volvió a dar vueltas, girábamos en un torbellino que cada vez se hacia mas colorido. De pronto eramos gotas, gotas de pintura de un cuadro de Pollock. Estábamos quietos y no podíamos movernos, ni si quiera hablar. Hasta que llego ella, era un pájaro grande, de unos colores y vuelos elegantes, me entro una mezcla de miedo y seguridad. Simplemente nos miró, sonrió y sopló ligeramente. Y ahí estábamos, en mitad del circo de Across the universe, pero a la vez en Salamanca.
Y tu la besaste y era yo y si yo te veía conmigo entonces ¿quien era yo? Me mire las manos y me repetí esa pregunta una y otra vez



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