Unas cuantas veces en mi vida he experimentado momentos de una claridad meridiana. En los que durante unos breves segundos, el silencio ahoga el ruido y puedo sentir en lugar de pensar. Todo parece muy definido, el mundo claro y fresco como si todo acabara de nacer.

jueves

CAFÉ DE CANELA.
Leer esta palabra me ha traído sentimientos tan sobrecogedores. No se si por la canela, o por el café o por acabar de recibir un mensaje tuyo. Creo que es la canela. Me recuerda al invierno, al jazz, a la lluvia, a Malasaña. Me recuerda a un Madrid diferente, uno que echo de menos, a un sentimiento que hace tiempo que no tengo. Desde que TÚ no estás.
Y me he quedado sola, saboreando una ciudad a la que ahora le falta el condimento.
Esta llena de luces, se que te gustan, y me gusta mirarlas y ver reflejadas en ellas tu sonrisa, pero no tienen una mano tan cálida como la tuya, ni me abrazan de la misma forma.
En realidad es la palabra café la que me recuerda al pasado invierno, y es la palabra canela la que me hace añorar un sueño. Tu y yo, en París. Te encuentras junto a la ventana, mirando como cae la lluvia. Llego con dos tazas calientes, te giras y tu sonrisa me invade.


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